Se los ve en las peatonales, en las calles 25 de Mayo, Maipú, San Martín, Junín, 24 de Septiembre, Córdoba, Chacabuco, en el Paseo de la Independencia, en la Plaza Independencia, en las narices de la Casa de Gobierno. Los vendedores ambulantes integran desde hace mucho tiempo el paisaje de San Miguel de Tucumán y también la historia de casi el último medio siglo.
Tres o cuatro veces al año se repite la misma historia. El martes, los vendedores se resistieron a ser desalojados de la vía pública por inspectores municipales de la Dirección de Tránsito y Vía Pública y la Policía, y cortaron el tránsito en cinco esquinas, generando un caos en el tránsito. El vocero de los cuentapropistas dijo que ellos sólo defendían su fuente de trabajo. "Vivimos de esto y queremos trabajar de forma ordenada", afirmó. Mientras el subdirector de la repartición dijo: "somos el órgano que hace cumplir las ordenanzas municipales, y eso nos obliga a concretar estos procedimientos. La ocupación de la vía pública está prohibida por ordenanzas y por la ley de Contravenciones Policiales, por lo que es una misión del municipio y de la Policía. Cuando podemos coordinar hacemos controles conjuntos". Los ambulantes proponen pagar un canon, que haya ocho vendedores por cuadra para ofrecer mercaderías en mesas plegables de un metro y medio por 80 centímetros. La ruidosa protesta continuó ayer sin novedades para desdicha de la ciudadanía.
Este "déjà vu" (ya visto), como dicen los franceses, pudo desaparecer años atrás, cuando la Justicia provincial falló en favor de la denuncia de la Federación Económica de Tucumán (FET) y ordenó la erradicación de los vendedores de la vía pública. Titulares de nuestro diario reflejan algunas de las vicisitudes de este conflicto. "Restringirán la venta callejera en el centro a tres puestos por cuadra. El gobernador anunció que subsidiará a los ambulantes para que cambien de actividad" (19/1/2006); "La FET espera el fallo judicial por la venta de los ambulantes. Recurso empresario contra el Ejecutivo por la presencia callejera" (11/4/06); "La Justicia ordenó a la Municipalidad que saque a los ambulantes del centro" (11/11/06); "Caos en el centro por los nuevos operativos. Los vendedores se resisten a ser desalojados" (11/11/06). "Postergaron la reubicación hasta el 7 de enero. Alperovich y Amaya modificaron sus planes iniciales para despejar las calles del microcentro" (1/12/06); "el microcentro quedó despejado de ambulantes" (10/1/2007); "Alperovich ratificó que en el centro no habrá venta callejera. El PE y el municipio acordaron que el cerco policial se mantenga durante seis meses más" (19/1/07).
No se trata de evitar que los cuentapropistas trabajen, sino que los ubique en un lugar específico, como sucede en muchas ciudades con los mercados de pulgas, donde se concentra esta actividad. Ya en 1971, los vendedores estaban instalados en la esquina de Maipú y Mendoza. Desde entonces, ningún intendente o gobernador fue capaz de solucionar este problema social, que perjudica a los comerciantes, que pagan la carga impositiva que les impone el Estado y se hallan en la legalidad. ¿Qué sucedería, por ejemplo, si en son de protesta, los comerciantes decidieran no pagar los tributos? ¿Por qué en más de cuatro décadas no se ha solucionado esta cuestión? ¿Existen intereses creados? ¿Quiénes se benefician manteniendo esta actividad ilícita sin encauzarla como manda la ley?